Para el caso en que el demandado se oponga la reclamación, entonces sí se celebrará la vista como hasta ahora, terminando con la correspondiente sentencia.

Con esta medida se agiliza el trámite procesal para los casos en que el arrendatario no obedezca al requerimiento judicial, puesto que no será necesario la celebración de la vista.

Por otro lado y a efectos prácticos, esto va a suponer una más que probable reducción de la morosidad, dado que en el caso de presentar el arrendador una demanda, los arrendatarios sólo van a disponer de diez días para hacer frente a la reclamación, un plazo que según las cantidades que se reclamen, puede ser insuficiente para disponer del importe total para el pago y evitar así la resolución del contrato.